La contracción repentina de la vejiga a menudo se asocia con: incontinencia de esfuerzo, prolapso (caída) del útero donde los músculos del piso pélvico son débiles o infecciones del tracto urinario como la cistitis.
La vejiga se vuelve extremadamente sensible y no puede retener suficiente volumen de líquido ya que no se puede vaciar por completo.
Los síntomas principales son frecuencia urinaria o urgencia y molestias o dolor en la vejiga. Vaciar la vejiga con frecuencia puede convertirse en un hábito que impide que la vejiga se llene hasta su capacidad real. Esto hace que la vejiga sea aún más irritable y establece un círculo vicioso.
El tratamiento implica: alto consumo de agua, restricción de la ingesta de irritantes, como jugos de frutas ácidos, ejercicios de fortalecimiento o contención de la pelvis o medicamentos antiespasmódicos.
Fortalecimiento: Las mujeres pueden usar el cono vaginal para entrenar su vejiga. Estos conos son pequeños pesos que se introducen en la vagina y tienen la función de contraer los músculos, fortaleciendo el piso pélvico.
Restricción: puede entrenar su vejiga para romper el círculo vicioso de irritabilidad. Cada vez que tenga ganas de orinar, debe contraer los músculos del piso pélvico o desviar su atención de la vejiga, de modo que pase la sensación de urgencia. Otra opción es la biorretroalimentación, que utiliza un conector de sensor especial para enseñarle qué músculos contraer.
Fibromialgia y el Síndrome de Vejiga irritable
Entre el 40 y el 60% de los pacientes con fibromialgia tienen el síndrome de vejiga irritable.
El síndrome de vejiga irritable es una ocurrencia común en mujeres mayores, pero puede ocurrir temprano en pacientes con fibromialgia.
La mayoría de los pacientes con fibromialgia y / o síndrome de fatiga crónica tienen varios síndromes superpuestos como este o el de colon irritable. SFM y CFS son parte de un espectro más amplio de afecciones, que se llamaría Síndrome disfuncional.
El vínculo entre estos síndromes es la disfunción del sistema neuroendocrino-inmune. Estas anomalías incluyen deficiencia de neurotransmisores como serotonina, noradrenalina, dopamina, histamina, beta-endorfina y GABA, entre otros, aumento de la sustancia P, alteraciones en la función autónoma y disfunción del sistema de respuesta al estrés.
Todos estos síndromes son más comunes en las mujeres, como en la mayoría de las enfermedades reumáticas, influenciadas por las hormonas femeninas. Todos son debilitantes, tienen momentos de mejora y el estrés puede provocar crisis.
Es importante ser claro acerca de esta superposición, para evitar el diagnóstico parcial. Debe proporcionar a su médico información detallada sobre todos sus síntomas para que pueda identificar todos los síndromes relacionados y determinar las estrategias de tratamiento adecuadas.
Si padeces fibromialgia o conoces a alguien que la padezca, te recomendamos el libro “del dolor a la libertad” donde encontrarás alternativas naturales, recetas y hábitos que puedes aplicar en tu día a día para aliviar el dolor y demás síntomas.
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